Tus hijos podrían pensar que eres genial, pero si eres como la mayoría de las madres, tu crees que podrías hacer más. Bueno, ¿adivina que? Claro que puedes!
Pero ser una mejor mamá no se trata de lo que le das a tus hijos, tiene que ver con cómo te conectas con ellos, y aún más sorprendente, cómo te tratas a ti misma.
Algunos expertos en la crianza de los hijos y madres como tu y yo, brindan algunas sugerencias que hoy te presento aquí, pruébalas y dime como la relación con tus hijos se vuelve más fuerte y cercana cada día.
Sé la encargada, sé la jefe.
Puede que suene un poco fuerte, algunos padres reconocen que sus padres fueron muy severos con ellos y lo último que quieren es maltratar a sus hijos, y eso es bueno, no hablamos de maltrato sino más bien del hecho que nuestros hijos necesitan una figura de autoridad, necesitan aprender normas de convivencia y ser formados, recuerda que es en la niñez cuando ellos adquieren la mayoría de conocimientos y costumbres en su vida.
Es importante saber quien manda a quien, pon algunas reglas y asegúrate que se cumplan, se flexible pero no rompas las reglas por presión de los pequeños o con la excusa de “están peques aún”, muchos padres dejan a un lado la autoridad porque quieren ser los amigos de sus hijos, y eso está bien, pero si tu no les instruyes a ellos, alguien más será la voz de influencia en sus vidas, como sus “otros” amigos por ejemplo.
Háblales al oído cosas agradables.
Es importante que como padres, seamos los primeros en decirle cosas agradables a nuestros hijos, palabras de aliento, frases amorosas, cosas tan simples como: “Eres mi campeón o campeona” o “Eres bella o hermoso si es un chico”, estos pequeños detalles les ayudará a fortalecer su autoestima, a saber que hay alguien que cree en ellos y que les ama, no importa la edad, pero si tu le repites constantemente cosas agradables a tus hijos, su salud emocional crecerá.
Algunas personas han mencionado que esos “pequeños consejos o palabras amorosas” que oyeron de sus padres han resonado en sus mentes durante años y han sido pilares para mantenerse fuertes durante situaciones adversas.
Háblales cuando los lleves a dormir, alientalos a creer que son capaces e inteligentes.
Disfruta tu vida adulta.
¿Qué?! ¿No se trataba de ser mejor mamá? Claro que si, pero sin importar que tan frenética se ponga la vida, haz tiempo para relajarte una noche con tus amigas, disfruta de breves momentos para ti y verás como recargarás tus energías para continuar en tu hermosa labor de madre.
Una madre estresada no siempre reflejará el amor, cariño y comprensión que los niños necesitan, pero una mami que ya no está tensa, que disfruta su vida, es una madre que sin duda apreciará aún más el tiempo que pasa con sus hijos.
Confía en ti misma.
Ser mamá por primera vez no es fácil, he oído a muchas decir cosas como: “Mi primer hijo sufrió conmigo” “No sabía que hacer”, pero por más inexperta que creas que eres, algo que es sano para tu vida es creer en ti misma, deja de preocuparte por qué tipo de mama fueron tu madre y tu abuela, tu tienes tu propio estilo de criar a tus hijos, creen en eso, claro que puedes preguntar a otras madres, pero si crees que algo es correcto para tu hijo, cree en ti.
Recuerda que nosotras somos el primer rol de influencia sobre ellos, una madre insegura de si misma podría no ser el mejor ejemplo que un hijo reciba.
Permite que tu niño cometa unos cuantos errores.
Caerse de la bicicleta, sacar una baja nota en la escuela, todas estas son oportunidades de aprendizaje.
Si te apresuras a arreglar las cosas de inmediato o crees que todo debe salir bien a la primera vez, indirectamente le estás diciendo a tus niños que intentarlo no es suficiente y que siempre debe ser todo perfecto.
La mejor lección que le puedes enseñar: “Sigue intentando sin importar los fracasos”.
Buscar la perfección en el primer intento y molestarse si falla, puede llevar a que tus hijos oculten cosas de ti en el futuro, recuerdales que primero se dan pasitos de bebe para luego correr, si tienes niños que siempre salen bien en la escuela, felicítalos, alégrate con ellos y enséñales a seguir adelante pero no le presiones a siempre ser el mejor, la excelencia se alcanza solo cuando le das lugar a equivocarte un par de veces, fallar en el intento no es el fin del mundo, tu te levantas y sigues tratando hasta que lo logras. (Esto aplica para ti también)
Diles que NO de vez en cuando.
Te hace una mejor mamá, al decirles no a los caprichos que los niños podrían tener, les estarás enseñando a lidiar con las decepciones y a entender que no siempre se puede tener todo lo que uno quiere y que las cosas no siempre son como unos las dice, esto les ayudará en un futuro, creeme, nadie quiere un jefe caprichoso, o un empleado que se queja por todo.
y por último…
Sé atenta y escucha lo que ellos NO te dicen.
Préstale atención a lo que te dicen, demuéstrales que estás dispuesta a escuchar ininterrumpidamente, has tiempo aparte y no dejes que tu mente se divague en otras cosas mientras hablas con ellos.
Por otro lado, un viejo refrán judío dice: “Una madre entiende lo que su hijo no le dice”, los hijos muchas veces encierran sus sentimientos, si les preguntas si les pasa algo, generalmente te dirán que “nada”, tu trabajo es hacerte camino entre sus emociones. Comienza un dialogo, llega a sus sentimientos – no lo forces.
Los hijos escuchan, aunque no lo creas, y es nuestro deber también escuchar y compartir con ellos.
Hay mucho que decir con respecto a ser mejor cada día, tu sabes que no es fácil, pero vamos, pon un poco de música agradable, sonríe, vuelve a ser una niña otra vez, enfócate en lo que tienes y no en como tu vida podría ser, admite que a veces cometemos errores como madres, pero no te castigues toda la vida por ello, sigue adelante, acepta que cada niño es único y que tu hijo no tiene que ser como el del vecino o el de la otra familia.
Es probable que tus hijos crean que tu eres lo mejor, que eres genial, pero te aseguro que si sigues estos consejos, podrás hacer aún mucho más y tus hijos tendrán una mejor mamá!
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